Una obra de arte por la vida silvestre
Esta obra nace con un propósito: sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de actuar con conciencia, respeto y prudencia al atravesar un parque nacional. Ser locales o turistas responsables no solo protege nuestra vida, sino también la de innumerables especies que habitan estos territorios.
Gonzalo nos interpela:
“Cada año, la problemática se agrava: el exceso de velocidad en rutas que cruzan áreas naturales provoca cientos de accidentes, muchos con consecuencias irreversibles para la fauna nativa. ¿Cómo puede ser que no respetemos las leyes de tránsito? ¿Cómo puede ser que vivamos tan acelerados que ni siquiera sepamos contemplar la naturaleza?”
Por eso insiste en que la Educación Vial debe incorporarse desde la primera infancia, para que niños y niñas aprendan buenas prácticas desde el jardín y transmitan luego estos valores en sus familias. Nuestros animales silvestres también están en peligro por estas imprudencias, y cada acción cuenta.
El origen del nombre:
El título rinde homenaje a GUIRÁ OGA, un refugio de animales silvestres en Puerto Iguazú, Misiones, Argentina, cuya misión es clara y valiente:
RESCATAR – REHABILITAR – INVESTIGAR.
Allí llegan animales víctimas del tráfico ilegal, atropellos, caza furtiva o tenencia doméstica. Algunos son entregados voluntariamente tras haber sido criados como mascotas. Cada uno trae consigo una historia de dolor.
La obra también honra a los equipos de profesionales, guardaparques, guías ambientales e instituciones que trabajan silenciosamente para devolverles la salud y, cuando es posible, la libertad.
Historias que conmueven:
“Cada vez que voy, conozco nuevas historias que me marcan —cuenta Gonzalo—. Lloré cuando conocí a Lulú, un tapir hembra maltratada como mascota y rescatada de condiciones horribles. Muchos animales han perdido la libertad, pero aquí encuentran una segunda oportunidad”.
En la obra aparecen Lulú la tapir, Mel el oso melero, y Arana y Espumita, dos hermanas pumas huérfanas cuya madre murió atropellada. Al no aprender de su mamá las habilidades de subsistencia, ellas no pueden cazar por sí mismas.
También en el refugio hay aves heridas “de formas inimaginables”.
En el centro de la obra Gonzalo retrata a un buitre real y en detalle le coloca un parche en el ojo simbolizando el maltrato. Una escena triste que deja una huella visible para recordarnos que miles de animales sufren lesiones permanentes por acciones egoístas y crueles del hombre.
En su mensaje final el artista con ésta obra nos expresa:
“La empatía animal y hacia la naturaleza nos ayuda a conectar con otros seres vivos y con el ecosistema general.
Ser más conscientes de sus necesidades nos enseña a valorar la interconexión de todo lo que nos rodea…
La empatía fomenta el sentido de la responsabilidad que es tan importante para la subsistencia.
La belleza salvaje no se repite.
Trabajemos en dejar buenos ejemplos…”
GUIRA OGA: la casa de los pájaros
En guaraní, GUIRA OGA significa “Casa de los pájaros”. Fundado en 1997, nació como respuesta urgente para proteger la fauna misionera desde el corazón de la selva.
Al visitar un parque nacional, recordá:
– No alimentar a los animales: los enferma y los vuelve dependientes.
– No invadir su espacio: observá en silencio y respetá su entorno.
– Reducí la velocidad en zonas naturales: la vida de muchos seres depende de tu atención.
Conocer y difundir el trabajo de lugares como GUIRA OGA es una forma de cuidar la vida.
Cuando el arte se une al compromiso, puede transformar conciencias.