“El ser humano tiende muchas veces a crear obstáculos en vez de puentes, a sumergirse en lo individual y a trazar barreras egoístas en vez de atenuar el camino del prójimo. Sobre todo en materia de educación es fundamental repensar la manera que tenemos de comunicarnos.
Si es necesario hay que abandonar por completo la estructura, hay que volver a empezar. Es muy importante SABER DECIR NO y aprender a detenerse.
La oportunidad de cambio está a nuestros pies…”
Esto siente el artista. Su nueva obra es sugerente hasta con el título. Es una obra muy vertical para interpelarnos una vez más y determinar una postura ante la indiferencia del egocentrismo.
La obra está compuesta por dos módulos iguales. El color preponderante es el negro que toma protagonismo y se destaca para instalar lo perplejo de la oscuridad del ser humano e instalar así un nuevo debate: ¿Somos sinceros con nosotros mismos y actuamos con el corazón?
Su desacuerdo con las malas formas referenciales es muy claro y decididamente se ve en la mirada del ankole. “La falta de respeto en las escuelas también genera violencia y se traduce a que más niños se sientan infelices y desahuciados… ”
SABER DECIR NO es una oportunidad para trascender, aprender a detenernos, trabajar con nuestras incapacidades y transformarlas, porque de lo contrario las especies se seguirán extinguiendo y los niños seguirán creciendo sin referencias de calidad.